Metales que no se reciclan - Álvarez San Miguel

Por suerte, hoy en día, la mayor parte de la población está muy sensibilizada con la causa medioambiental y han modificado rutinas y adoptado gestos que contribuyen a que nuestro planeta sea un lugar más limpio y sostenible y menos contaminado.

Pero como siempre hay personas con cierto escepticismo hacia las cuestiones relacionadas con la conservación del entorno y la importancia del reciclado, hoy te traemos unos datos que pueden ser de interés para que cambien de idea: ¿quieres saber qué pasa y cuánto tardan en degradarse los metales que no se reciclan y acaban desechados de manera incorrecta en basureros, vertederos o, peor aún, tirados en la naturaleza?

Pues hoy analizamos esta cuestión como empresa autorizada y certificada para el reciclaje y el tratamiento de metales usados.

Los metales que no se reciclan se degradan lentamente

La degradación de los metales que no se reciclan de forma correcta es un proceso lento y variable que depende de varios factores:

  • Tipo de metal (hierro, acero, aluminio, zinc…)
  • Grosor de la pieza o de la estructura que se desecha
  • Condiciones climáticas del lugar
  • Exposición a elementos corrosivos
  • Presencia de microorganismos…

Desde un punto de vista estrictamente medioambiental, entender cuánto tiempo tardan en degradarse los metales y sus consecuencias es crucial para evaluar su impacto en el entorno y tomar decisiones responsables sobre su uso y reciclaje.

Los metales, a diferencia de otros materiales como el plástico o el vidrio, no se descomponen en el sentido tradicional, sino que sufren procesos de corrosión y oxidación que los deterioran poco a poco con el tiempo, de ahí que tarden tanto en degradarse.

Por ejemplo, el hierro que se utiliza para crear estructuras en el sector de la construcción comienza a acumular óxido (herrumbre) cuando entra en contacto con el oxígeno y la humedad. Por eso, cuando una estructura de hierro proveniente de la construcción se arroja a la naturaleza puede tardar entre 200 y 500 años en degradarse. No obstante, en ambientes marinos con presencia de sal, este proceso puede acelerarse considerablemente.

Veamos otro ejemplo: el aluminio. Como sabes es uno de los metales más reciclados en todo el mundo por su gran capacidad para preservar su vida útil. ¿Qué pasa cuando se tira en un basurero o en plena naturaleza una chapa de aluminio? Pues que también se oxida, pero formando una capa protectora de óxido que ralentiza su descomposición. Por esta razón, el aluminio puede tardar entre 100 y 300 años en degradarse en condiciones naturales.

Consecuencias medioambientales de no reciclar metales

Como ves, cuando hablamos de cuánto tardan en degradarse los metales que no se reciclan entran muchos factores en juego, desde el tipo de metal a su forma o tamaño.

Sin embargo, las consecuencias sí son más homogéneas ya que, desde el punto de vista medioambiental, no reciclar metales correctamente o no llevarlos a puntos limpios o empresas autorizadas para ello supone que esos metales se irán deteriorando muy lentamente, contaminando no solo los suelos del lugar en el que se encuentran, sino también puede que contaminando el agua o el aire si antes han sido sometidos a procesos de combustión.

Por eso es tan importante reciclar metales. De hecho, puede hacerse de forma casi indefinida sin que muchos pierdan sus propiedades, lo que ayuda a reducir la necesidad de extraer nuevos metales y a minimizar la contaminación asociada a la minería y su producción.

 

¿Sabías que nos dedicamos a la compra de metales usados para someterlos a procesos de reciclaje y reuso? Si por tu actividad profesional, o por otros motivos personales, necesitas deshacerte de máquinas, utensilios, piezas… fabricadas en metal, no los abandones en la naturaleza. Acércate a Álvarez San Miguel y llévate un dinero extra por ello. ¡Infórmate!

 

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