Como te explicamos en este post publicado hace unos meses, la generación de chatarra electrónica ha experimentado un aumento significativo en los países desarrollados. Cada día usamos más aparatos y dispositivos electrónicos que tienen un ciclo de vida más corto… ¿de forma intencionada y deliberada? Porque de ser así, resulta lógico encontrar una relación directa entre esta gran cantidad de residuos electrónicos y la obsolescencia programada. ¿Tú qué opinas?
¿Cómo funciona la obsolescencia programada?
La obsolescencia programada es una estrategia comercial utilizada por los fabricantes de productos tecnológicos para reducir deliberadamente la vida útil de los productos y así aumentar las ventas por reemplazo o reposición.
En el ámbito de la electrónica de consumo, y aunque no queremos hacer extensible esta afirmación a todo tipo de productos y marcas fabricantes, la obsolescencia programada se manifiesta de diversas formas como, por ejemplo, incorporando componentes que fallan prematuramente o limitando la compatibilidad con nuevas actualizaciones de software.
Como resultado, los dispositivos electrónicos se vuelven obsoletos más rápidamente, obligando a los consumidores a reemplazarlos por modelos más nuevos y modernos. Esta tendencia crea una demanda constante de productos electrónicos, lo que a su vez aumenta la cantidad de dispositivos desechados y de chatarra electrónica hasta el punto de convertirse en uno de los grandes retos medioambientales que tienen los países desarrollados.
¿Y qué papel juega el avance tecnológico?
Por otro lado, el constante avance tecnológico también juega un papel crucial en la generación de chatarra electrónica. Cada año, los fabricantes lanzan al mercado versiones mejoradas de teléfonos móviles, portátiles, tabletas y otros dispositivos electrónicos. Y esto es algo positivo en sí mismo ya que estas nuevas versiones aportan prestaciones más avanzadas, mayor rendimiento y mayor capacidad de almacenamiento. Aunque en muchos casos, la aportación de estos nuevos modelos no es tanta y, más que productos mejorados, lo que se fabrican son nuevas necesidades que se cubren con una leve mejora de un producto existente cuya compra implica el descarte prematuro del que se venía usando hasta ahora.
A medida que los consumidores buscan estar a la vanguardia de la tecnología, tienden a desechar sus dispositivos antiguos en favor de los más nuevos, incluso si los dispositivos antiguos siguen funcionando correctamente. Por eso, los avances tecnológicos, que tendrían que ser algo siempre positivo, terminan dando lugar a una “cultura de la actualización constante” que contribuye en gran medida a la generación de chatarra electrónica.
Contra la obsolescencia programada y el avance tecnológico: compra responsable y reciclaje de chatarra.
En definitiva, la combinación de obsolescencia programada y avance tecnológico ha acortado significativamente el ciclo de vida de los dispositivos, contribuyendo directamente a la creciente cantidad de chatarra electrónica.
El impacto ambiental de esta generación de chatarra electrónica es significativo. Los dispositivos electrónicos desechados contienen una variedad de materiales peligrosos, como plomo, mercurio y cadmio, que pueden contaminar el medioambiente si no se manejan adecuadamente. Además, la producción de nuevos dispositivos electrónicos requiere la extracción de recursos naturales y consume una gran cantidad de energía, lo que contribuye aún más al agotamiento de los recursos y al cambio climático.
Para abordar este problema es necesario implementar políticas que promuevan la reparabilidad y el reciclaje de estos productos. Además, los consumidores pueden contribuir adoptando un enfoque más consciente y responsable hacia la tecnología. Ya se trate de negocios o de personas físicas, urge comprar de manera responsable y no dejarse arrastrar por las tendencias y novedades tecnológicas. Y por otro lado, aunque entendemos que se actualicen teléfonos y tabletas, al menos, se debería vender la chatarra electrónica que generan los aparatos que se van a descartar a empresas autorizadas como la nuestra.
Recuerda que en Álvarez San Miguel compramos, gestionamos y reciclamos también chatarra electrónica para minimizar el impacto que causa en el planeta y dar una segunda vida a los componentes de estos aparatos.