Para la mayoría de las personas, chatarra es sinónimo de objetos y piezas de metal que se encuentran en desuso por estar viejas, gastadas, deterioradas o resultar inservibles. En definitiva, consideran que la chatarra es un conjunto de residuos metálicos, aunque tampoco sepan muy bien qué deben hacer con ella o dónde deben depositarla.Sin embargo, la clasificación de la chatarra deja claro que este término es mucho más amplio y abarca muchos más residuos de los que las personas piensan. Por eso, en este artículo nos gustaría hacer un repaso por los tipos de chatarra que existen sin perder nunca de vista que se trata de un valioso residuo que juega un papel muy importante en el mundo del reciclaje y la conservación del medioambiente.
Clasificación de la chatarra.
A continuación vamos a ver cuáles son los grandes grupos de clasificación de la chatarra teniendo en cuenta, especialmente, su origen. De acuerdo con esto podemos estar ante estos tipos de chatarras:
1.- Chatarra ferrosa:
Es uno de los tipos de chatarra más populares. La forman aquellos residuos que están compuestos principalmente por hierro y acero. Se obtiene de diferentes objetos como pueden ser los electrodomésticos viejos o las estructuras y chapas metálicas provenientes de restos de construcción y desmantelamientos industriales.
Como decíamos, es la chatarra que más abunda y se caracteriza por su alta densidad y resistencia, haciendo que su reciclado y recuperación sea fundamental para la industria siderúrgica donde se incorpora a los procesos de producción y fabricación.
2.- Chatarra no ferrosa:
Esta chatarra, que también es muy abundante, está formada por restos de objetos y piezas de metal pero que no contienen hierro ni acero en su composición. Aquí estarían aquellos residuos en los que predomina el aluminio, cobre, bronce, plomo, zinc, níquel… Su recogida, clasificación y reciclado es muy importante porque permite reducir el uso de nuevas materias primas, además de que incorporarla a los procesos productivos resulta muy rentable por su alta productividad, ligereza y resistencia a la corrosión.
3.- Chatarra electrónica:
Este tipo de chatarra es muy conocido, al margen de que cada vez producimos más a título personal. La obsolescencia programada contribuye a que cada vez haya más chatarra electrónica formada por teléfonos móviles, tabletas, ordenadores, impresoras, módems, discos duros, televisores, DVDs… Su correcta gestión y reciclaje es fundamental porque los daños ambientales que pueden causar de ser depositados en la naturaleza son muy graves.
4.- Chatarra automotriz:
La industria de la automoción es una importante fuente de chatarra que puede tener su propio grupo dentro de esta clasificación por sus peculiaridades. Carrocerías, embellecedores, motores, baterías y otros componentes como los catalizadores forman este tipo de chatarra que también abunda mucho en estos tiempos. La chatarra automotriz, al igual que la chatarra ferrosa, resulta muy valiosa para la industria siderúrgica y se recicla extensamente para obtener materiales reutilizables.
5.- Chatarra textil:
¿De verdad que la ropa puede considerarse chatarra? Esta pregunta nos la plantean muchas personas cuando descubren que también existe la llamada chatarra textil. Está formada por los desperdicios y restos de telas y prendas de vestir. Aunque no es tan común como otros tipos de chatarra, ha ganado relevancia en los últimos años que se intenta abogar por una industria de la moda más responsable y sostenible que dé nuevos usos a los residuos textiles.
¿Tienes algún tipo de chatarra en tu casa? ¿Sabes que puedes traerla a empresas como la nuestra y que la valoramos y te la compramos en el momento? En Álvarez San Miguel compramos tanto chatarras férricas como no férricas y electrónicas. Confía en nosotros la gestión y el aprovechamiento de estos residuos para una buena reutilización y minimización del impacto que nuestra vida deja en el planeta.